LOS ÁNGELES,
Luego de que el Papa Benedicto XVI convocara la realización del Año de la Fe (octubre 2012 – noviembre 2013) al conmemorarse el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gómez, alentó a los católicos a prepararse sobre este tiempo reflexionando y profundizando en este don divino.
En un artículo titulado "Reflexionando sobre el don de la fe", el primer Prelado de origen latino a la cabeza de la arquidiócesis más grande de Estados Unidos, recordó que "nuestra fe en Jesucristo es un hermoso tesoro y un don precioso".
"Pero siempre debemos recordar que nuestra fe es un regalo. Nosotros lo hemos recibido. Eso quiere decir que ninguno de nosotros llega a la fe por sí mismo. Ninguno de nosotros conoce el amor de Jesucristo por sus propios esfuerzos. Conocemos a Jesús y llegamos a ser hijos de Dios porque alguien lo conoció primero y nos habló de Él. Porque alguien creyó antes que nosotros".
"La fe –prosigue el Arzobispo– nunca comienza en nosotros; comienza en Dios y su amor por nosotros. La fe comienza con el llamado que Dios hace a cada uno para participar en su amor, para vivir en su amor".
Luego de resaltar al testimonio de los primeros cristianos, el Prelado explicó que "tener fe consiste en ver nuestra vida y nuestro mundo con nuevos ojos. Tener fe significa reconocer a Jesucristo como la luz de nuestro mundo y la luz de nuestra vida" y también requiere que "seamos testigos".
"Nuestra fe nos hace misioneros. Estamos llamados a compartir el tesoro que hemos recibido. Lo que hemos visto y experimentado del amor de Dios, es decir, la alegría de conocer a Jesús y su salvación, nos impulsa a dar testimonio, a compartirlo con los demás y a invitarlos a unirse a nosotros para que también sean hijos de Dios en su familia que es la Iglesia".