MADRID,
El Prefecto para la Congregación de las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato preside hoy en la Catedral de la Almudena de Madrid la ceremonia de Beatificación de María Catalina Irigoyen Echegaray, de las Siervas de María, Ministras de los Enfermos.
En la Eucaristía participan el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, junto a un gran número de obispos, sacerdotes, y fieles llegados de todas partes del mundo.
El milagro que permitió la beatificación de Sor María Catalina ocurrió en La Paz, Bolivia, cuando un enfermo de neumonía, meningitis, edema cerebral, hemorragias, entre otras afecciones, fue curado inexplicablemente tras pedir la intercesión de la nueva Beata.
Tan solo mes y medio después del pedido, el hombre, de profesión médico cirujano, se incorporó a su trabajo y actualmente lleva una vida completamente normal. Lo habían desahuciado y, en el mejor de los casos, le habían diagnosticado una complicada recuperación con graves secuelas.
En una entrevista concedida a Radio Vaticana, la Superiora General de las Siervas de María, la madre Alfonsa Bellido, explicó que la beatificación de María Catalina es percibida "como una confirmación por parte de la Iglesia, de que la vivencia de nuestro carisma y espiritualidad, es un camino de seguimiento a Cristo que conduce a la santidad y a través de esta vivencia se manifiesta el amor de Dios hacia los enfermos".
Las Siervas de María se dedican al cuidado de enfermos asistiéndolos preferentemente en sus casas, tanto en servicio nocturno como diurno, también en clínicas, hospitales y centros de salud, en dispensarios y ambulatorios, y en centros para enfermos crónicos y convalecientes. Buscan llevar el amor de Dios a todos, especialmente a los que sufren.