VATICANO,
Ante miles de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI proclamó hoy, Domingo Mundial de las Misiones, a tres nuevos santos que se entregaron por completo al anuncio apasionado del Evangelio y al servicio al prójimo.
En una solemne ceremonia en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI canonizó a Guido Maria Conforti (1865-1931), Obispo de Parma (Italia), y Fundador de la Pía Sociedad San Francisco Javier para las Misiones Exteriores; Don Luigi Guanella (1842-1915), conocido como el "Apóstol de la caridad", sacerdote italiano Fundador de la Congregación de los Siervos de la Caridad y del Instituto de las Hijas de Sata María de la Providencia; y a la española Bonifacia Rodríguez de Castro (1837-1905), Fundadora de la Congregación de las Siervas de San José.
En su homilía, el Santo Padre recordó que el Señor debe ser parte fundamental de la vida cotidiana de cada fiel: "Él debe estar presente como dice la Escritura, penetrar en todos los estratos de nuestro ser y llenarlos totalmente: el corazón debe saber de Él y dejarse tocar por Él, y así el alma, las energías de nuestros querer y decidir, así también como la inteligencia y el pensamiento. Es un poder decir ‘ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mi’".
El Papa destacó de San Guido María Conforti su abandono y confianza en las manos del Señor para ir a anunciar por el mundo el amor de Dios a quienes todavía no lo habían recibido.
"Su vida estuvo marcada por numerosas pruebas", dijo Benedicto XVI. Mons. Conforti siendo todavía un niño tuvo que superar la oposición de su padre a que ingresara en el Seminario, "dando prueba de firmeza de carácter al seguir la voluntad de Dios".
El Santo Padre invitó luego a aceptar a Dios con docilidad como el santo, "acogiéndola como indicación del camino trazado para él por la providencia divina; en toda circunstancia, aún en las derrotas más mortificantes, supo reconocer el designio de Dios, que lo guiaba a edificar su Reino, sobre todo en la renuncia de sí mismo y en la aceptación cotidiana de su voluntad, con un abandono confiado cada vez más pleno".