VATICANO,
"Migraciones y nueva evangelización" es el tema elegido por el Papa Benedicto XVI para la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado 2012 que se celebrará el domingo 15 de enero, y en el que pide promover con fuerza la evangelización de un mundo donde las personas están cada vez más cerca.
En el mensaje, el Papa afirma que "anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo, ‘constituye la misión esencial de la Iglesia; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes’".
"Más aún, hoy notamos la urgencia de promover, con nueva fuerza y modalidades renovadas, la obra de evangelización en un mundo en el que la caída de las fronteras y los nuevos procesos de globalización acercan aún más las personas y los pueblos, tanto por el desarrollo de los medios de comunicación como por la frecuencia y la facilidad con que se llevan a cabo los desplazamientos de individuos y de grupos".
"El tema que he elegido este año para la Jornada mundial del emigrante y del refugiado – Migraciones y nueva evangelización – nace de esta realidad. En efecto, el momento actual llama a la Iglesia a realizar una nueva evangelización también en el vasto y complejo fenómeno de la movilidad humana, intensificando la acción misionera ya sea en las regiones de primer anuncio, ya sea en los países de tradición cristiana".
"En efecto, las migraciones internas o internacionales realizadas en busca de mejores condiciones de vida o para escapar de la amenaza de persecuciones, guerras, violencia, hambre y catástrofes naturales, han producido una mezcla de personas y de pueblos sin precedentes, con problemáticas nuevas no solo desde un punto de vista humano, sino también ético, religioso y espiritual. Las consecuencias actuales y evidentes de la secularización, la aparición de nuevos movimientos sectarios, una insensibilidad generalizada con respecto a la fe cristiana y una marcada tendencia a la fragmentación hacen difícil encontrar una referencia unificadora que estimule la formación de una sola familia de hermanos y hermanas en sociedades que son cada vez más multiétnicas e interculturales, donde también las personas de diversas religiones se ven impulsadas al diálogo, para que se pueda encontrar una convivencia serena y provechosa en el respeto de las legítimas diferencias (...) Nuestro tiempo está marcado por intentos de borrar a Dios y a la enseñanza de la Iglesia del horizonte de la vida, mientras se abren camino la duda, el escepticismo y la indiferencia, que querrían eliminar incluso toda visibilidad social y simbólica de la fe cristiana".
"En este contexto, los inmigrantes que han conocido a Cristo (...) crecidos en el seno de pueblos marcados por la fe cristiana, a menudo emigran a países donde los cristianos son una minoría o donde la antigua tradición de fe ya no es ni convicción personal ni una confesión comunitaria, sino que ha quedado reducida a un hecho cultural. Aquí la Iglesia afronta el desafío de ayudar a los inmigrantes a mantener firme su fe, aun cuando falta el apoyo cultural que existía en el país de origen, buscando también nuevas estrategias pastorales, así como métodos y lenguajes para una acogida siempre vital de la Palabra de Dios".