VATICANO,
Al celebrar las Vísperas en la cartuja de los santos Esteban y Bruno ayer por la tarde en la región de Calabria (Italia), el Papa Benedicto XVI señaló que cuando el hombre se retira al silencio y la soledad, es capaz de encontrarse con lo más esencial de la vida, con Dios.
En su homilía de las Vísperas que presidió, el Santo Padre resaltó el núcleo de la vida de la cartuja: "el fuerte deseo de entrar en unión de vida con Dios abandonando todo lo demás, todo lo que impide esta comunión, dejándose aferrar por el inmenso amor de Dios para vivir sólo de este amor", mediante la soledad y el silencio.
El Papa dijo luego el progreso técnico ha hecho la vida del hombre más cómoda, pero también "más agitada, a veces convulsa". El desarrollo de los medios de comunicación hace que hoy se corra el riesgo de que lo virtual domine sobre lo real.
"Cada vez más, incluso sin darse cuenta, las personas están inmersas en una dimensión virtual, a causa de los mensajes audiovisuales que acompañan su vida desde la mañana hasta la noche. Los más jóvenes, que han nacido ya en esta condición, parecen querer llenar de música y de imágenes cada momento vacío, casi por miedo a sentir, precisamente, este vacío. (…) Algunas personas ya no son capaces de permanecer largo tiempo en silencio y soledad".
Esta condición sociocultural "pone de relieve el carisma específico de la Cartuja como un don precioso para la Iglesia y para el mundo, un don que contiene un mensaje profundo para nuestra vida y para toda la humanidad".
"Lo resumiría así: retirándose en el silencio y la soledad, el hombre, por así decir, se ‘expone’ a ese aparente ‘vacío’ al que aludía antes, para experimentar en cambio la Plenitud, la presencia de Dios, de la Realidad más real que hay".