El 3 de octubre, el Prefecto de la Congregación para el Clero presidió una Misa en la que participaron los sacerdotes pertenecientes a la ANSH al iniciar su convención anual, a quienes les recordó que el presbítero debe tener como centro de su vida a la Eucaristía.
El Purpurado explicó que "cualquier comprensión diferente del ministerio, aunque tienda a ilustrar aspectos relativos a éste, corre el riesgo de resultar una reducción substancial. El sacerdote es y debe ser principalmente el hombre de la Eucaristía, según el sentido amplio que tiene este gran Sacramento y, por lo tanto, ciertamente, no debe reducir el ministerio a una función cultual".
La identidad sacerdotal, dijo luego, nace también y principalmente del Bautismo. Por su ser presbítero, se le pide más que al laico "¡porque al sacerdote se le da mucho más! Y no se trata de volver a formas de clericalismo, que en el pasado hirieron la comunión eclesial, sino de ponerse a la escucha de modo sencillo, honrado y fiel de lo que Cristo mismo estableció para Su Iglesia: el modo concreto que Él ha elegido para permanecer a lo largo de los siglos como Presencia salvífica al lado de los hombres".
El sacerdote, como administrador de sacramentos como la Reconciliación, debe brillar siempre por su ejemplo, ya que "¡No puede haber nada, en el Sacerdote, que no haga referencia a la Redención!
Así, cada sacerdote debe llegar a ser "de modo cada vez más perfecto ‘imágenes vivas’ de Cristo Buen Pastor. Esto es lo que espera el pueblo Santo de Dios de nosotros, esto es lo que espera el Señor de nosotros: que le hagamos presente en el mundo, a Él y su salvación".
Sacerdotes santos
El 4 de octubre el Cardenal Piacenza dirigió también un discurso en italiano a los seminaristas de Los Ángeles, en el que explicó que lo más urgente en el mundo de hoy, es la santidad de cada fiel.
En su alocución el Cardenal explicó la primacía de Dios en la vida de las personas debe plasmarse en la vida de oración, de la intimidad divina, "primado de la vida espiritual y sacramental. ¡La Iglesia no necesita administradores sino hombres de Dios! (...) ¡La Iglesia necesita hombres creyentes y creíbles, de hombres que, acogida la llamada del Señor, sean Sus motivados testimonios en el mundo!"
"La Iglesia –prosiguió– necesita sacerdotes que, en las tempestades de la cultura dominante, cuando la ‘barca de no pocos hermanos es golpeada por las olas del relativismo’ sepan en efectiva comunión con Pedro, tener firme el timón de la propia existencia, de las comunidades confiadas a ellos y de los hermanos que piden luz y ayuda para su camino de fe".
El Cardenal se refirió luego a la importancia esencial de la formación intelectual, que debe estar orientada a "transmitir los contenidos ciertos de la fe, argumentándolos racionalmente" que debe ir acompañado del ejemplo de sacerdotes santos.
En esta formación resulta vital el conocimiento del Catecismo de la Iglesia Católica, uno de los grandes frutos del pontificado de Juan Pablo II, así como el Concilio Vaticano II, interpretándolo correctamente y no con "el llamado ‘espíritu’ del Concilio, que tanta desorientaciòn ha generado en la Iglesia, sino con lo que realmente el evento conciliar dijo, en sus textos a la Iglesia y al mundo".
Tras explicar nuevamente que no existe una "Iglesia preconciliar o postconciliar", el Cardenal exclamó que "¡la verdadera prioridad y la verdadera modernidad, queridos, es la santidad! ¡El único posible recurso para una auténtica y profunda reforma es la santidad y nosotros necesitamos reforma!"
"¡Para la santidad no hay un seminario, sino aquel de la gracia de Nuestro Señor y de la libertad que se abre humildemente a su acción plasmadora y renovadora!", concluyó.
Para leer los discursos completos puede ingresar a: http://www.aciprensa.com/Docum/documentos.php?id=26
(Actualizado el 6 de octubre a las 12:41 p.m. GMT-5)
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