ROMA,
El secretario para las Relaciones de la Santa Sede con los Estado, el Arzobispo Dominique François Joseph Mamberti, denunció ante la ONU la profunda crisis ética que corroe las estructuras económicas del planeta y recordó que el verdadero desarrollo "se basa no sobre la supremacía del más fuerte sino sobre la atención al más débil y marginado".
El 27 de septiembre, en la 66ª sesión de la Asamblea General celebrada en la ciudad de Nueva York (EE.UU.), Mons. Mamberti se dirigió al Secretario General de la Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, para subrayar el inadmisible desequilibrio económico-financiero en el que nada la población mundial.
En su llamado a la solidaridad, Mons. Mamberti recordó que "la ética no es un elemento ajeno a la economía y la economía no tiene futuro si no lleva consigo un elemento moral: en otros términos, la dimensión ética es fundamentalmente para afrontar los problemas económicos".
La idea de producir bienes y recursos de modo estratégico y político, sin buscar hacer el bien, es decir, la ética "se ha revelado como una ilusión, ingenuo o cínica, pero siempre fatal", denunció el Prelado.
"La economía necesita de la ética para un funcionamiento correcto; no de una ética cualquiera, sino de una centrada en la persona y capaz de ofrecer esperanza a las nuevas generaciones. Las actividades económicas o comerciales orientadas al desarrollo deberían ser capaces de reducir efectivamente la pobreza y de aliviar los sufrimiento de los más pobres".
El Arzobispo instó a la revisión de las actuales reglas económicas internacionales dentro de un nuevo modelo de desarrollo global. "Lo exige en realidad el estado de salud ecológica del planeta; y lo requiere sobre todo l crisis cultural y moral de hombre, cuyos síntomas son evidentes desde hace tiempo en todas las partes del mundo".