BUENOS AIRES,
"Entre los desafíos amenazantes, no podemos dejar de mencionar el crimen del aborto, al que algunos pretenden legitimarlo como si fuera un derecho", expresó el Arzobispo de Tucumán, Mons. Alfredo Horacio Zecca, al comienzo del acto cívico de Parlamentarios por la Vida y la Familia, realizado el pasado domingo 25 de septiembre.
El acto, en el que se firmó el Protocolo por la Vida y la Familia, tuvo lugar en la Casa Histórica de la Independencia, en la capital tucumana, en el marco del Primer Congreso Internacional por la Vida y la Familia, que se realizó en Salta, y contó con la presencia de senadores, diputados, intendentes y concejales de diversas provincias y partidos políticos.
El Prelado dijo que la legalización del aborto "supone introducir en la sociedad el dinamismo de la exclusión radical del otro, de la eliminación del niño por nacer no deseado, el menosprecio de esa dignidad inalienable de la vida".
"Ciertamente, en algunos circunstancias –añadió– la madre y el niño por nacer atraviesan por situaciones dramáticas. Pero no es la eliminación del más débil el camino para solucionar los problemas, sino una apuesta por salvar las dos vidas desde una concertada y amplia acción política y social materno-infantil".
Además de Mons. Zecca, estuvieron presentes dos enviados del Vaticano: Mons. Jean Laffite y Mons. Carlos Simón Vázquez, secretario y prosecretario, respectivamente, del Pontificio Consejo para la Familia; Mons. Ariel Edgardo Torrado Mosconi, Obispo Auxiliar de Santiago del Estero; y los sacerdotes Marcelo Barrionuevo y Jorge Gandur, entre otras autoridades eclesiásticas.
Entre los firmantes del protocolo se contaron los senadores nacionales Liliana Negre de Alonso (San Luis), presidenta honoraria de la Acción Mundial de Parlamentarios y Gobernantes por la Vida y la Familia; y Blanca María del Valle (Catamarca).