FRIBURGO,
Al despedirse de su tierra natal, Alemania, en donde estuvo durante cuatro días, el Papa Benedicto XVI manifestó su confianza en el futuro del cristianismo en su patria y recordó que donde está Dios hay futuro y esperanza.
Tras agradecer a los obispos de las diócesis que visitó, al Presidente federal Wullff, el Santo Padre dio gracias también "por los días pasados en mi patria, tan conmovedores y ricos de acontecimientos". "Doy las gracias a todos por estos días espléndidos, por tantos encuentros personales y por las incontables muestras de atención y afecto con que me han colmado".
El Papa hizo luego un recuento de algunos de los eventos en los que participó como los encuentros con las autoridades civiles, con los evangélicos, con las comunidades judía y musulmana, entre otros.
Benedicto XVI recordó que esta visita "estaba dirigida en manera especial a los católicos de Berlín, Erfurt, Eichsfeld y Friburgo. Recuerdo con agrado las celebraciones litúrgicas comunes, la alegría, el escuchar juntos la Palabra de Dios y el rezar unidos, particularmente en las zonas del País donde por decenios se ha intentado eliminar la religión de la vida de las gentes".
"Esto me permite tener confianza en el futuro del cristianismo en Alemania. Como en las visitas precedentes, aquí se ha podido experimentar que muchos dan testimonio de su fe y hacen visible su fuerza transformadora en el mundo de hoy", manifestó.
Benedicto XVI recordó luego el encuentro con los jóvenes en la explanada de la Feria de Friburgo y señaló que con el anuncio del Evangelio, "surgirán pequeñas comunidades de creyentes, y ya existen, que con el propio entusiasmo difundan rayos de luz en la sociedad pluralista, suscitando en otros la inquietud de buscar la luz que da la vida en abundancia. ‘Nada hay más bello que conocerlo y comunicar a los otros la amistad con Él’".