FRIBURGO,
En la homilía de la Misa que celebró esta mañana en la explanada del aeropuerto turístico de Friburgo (Alemania), el Papa Benedicto XVI explicó que Dios nunca fuerza al hombre a seguirlo pese a ser Todopoderoso, y que cada fiel debe vivir su vida cristiana como Jesús: con humildad, conversión y profunda fe en Dios.
Ante los miles de fieles presentes llegados también de otros países cercanos como Polonia, Rusia, Francia y Suiza, y en presencia de los obispos de las 27 diócesis de Alemania, el Santo Padre dijo que Dios ejerce su poder de manera distinta a los hombres:
"Él mismo ha puesto un límite a su poder al reconocer la libertad de sus criaturas. Estamos alegres y agradecidos por el don de la libertad. Sin embargo, cuando vemos las cosas tremendas que suceden por su causa, nos asustamos", prosiguió.
Dios, que quiere la salvación de todos y cada uno, necesita que las personas abran sus corazones para que su misericordia obre en las personas, hace falta "que estemos dispuestos a abandonar el mal, a superar la indiferencia y a dar cabida a su Palabra. Dios respeta nuestra libertad. No nos coacciona".
Sobre la parábola del Evangelio de Mateo en la que se ve la respuesta de los hijos del dueño de la viña, en el que el que dijo "sí" termina por no ir, y el que dijo "no", sí va a trabajar en la viña, el Papa explicó que el mensaje de este pasaje "es claro: no cuentan las palabras, sino las obras, los hechos de conversión y de fe".
Las duras palabras de Jesús a los fariseos en las que advierte que las prostitutas están más adelantadas en la fe que ellos, continuó el Papa, pueden traducirse ahora "más o menos así: los agnósticos que no encuentran paz por la cuestión de Dios; las personas que sufren a causa de nuestros pecados y tienen deseo de un corazón puro, están más cercanos al Reino de Dios que los fieles rutinarios, que ya solamente ven en la Iglesia el boato, sin que su corazón quede tocado por la fe".