ERFURT,
Al presidir esta mañana (hora local) una Misa en la Domplatz de Erfurt ante unas 50 mil personas, el Papa Benedicto XVI explicó que los santos, aunque sean pocos, cambian el mundo con su testimonio público, a partir del don de la fe y desde la Iglesia Católica a la que pertenecen.
En una mañana soleada en la que se celebró la liturgia para venerar a la patrona local, Santa Isabel de Turingia (conocida también como Santa Isabel de Hungría) en medio de un clima de fiesta, el Papa fue recibido por el entusiasmo de los fieles y el tañido de las campanas de la Catedral.
En su homilía, el Papa recordó la historia de Erfurt del siglo XX, que tuvo que sufrir dos dictaduras: la nazi hace 70 años y la comunista hace 30 como parte de la República Democrática Alemana que hacía parte del bloque de la Cortina de Hierro donde la religión era reprimida.
Como resultado de ello, dijo, "actualmente, la mayoría de la gente en esta tierra vive lejana de la fe en Cristo y de la comunión de la Iglesia".
Sin embargo, aseguró Benedicto XVI, los últimos 20 años "presentan también experiencias positivas: un horizonte más amplio, un cambio más allá de las fronteras, una confiada certeza de que Dios no nos abandona y nos conduce por nuevos caminos. ‘Donde está Dios, allí hay futuro’".
El Santo Padre describió luego que la fe debe ir más allá de la libertad social lograda luego de la caída del Muro de Berlín. Es necesario por ello "buscar las raíces profundas de la fe y de la vida cristiana".