ERFURT,
En su discurso esta mañana a los representantes de la Iglesia Evangélica Alemana (IEA) en el convento agustino de Erfurt en donde vivió Martín Lutero, el Papa Benedicto XVI señaló que "una fe pensada y vivida de un modo nuevo" será la que salve al cristianismo en medio de un mundo secularizado.
Después de visitar la Catedral de Erfurt, el Santo Padre se desplazó en automóvil hasta el antiguo convento de los Agustinos de la misma ciudad, en donde fue recibido por el Presidente de la IEA, Nikolaus Schneider, y por la Presidenta de la Iglesia Evangélica de Turingia, Ilse Junkermann, quienes lo acompañaron a la sala capitular, la única del edificio que se ha mantenido intacta desde los tiempos de Lutero.
En su discurso, el Papa hizo un análisis de lo que guió el camino de Lutero durante el siglo XVI. "Para él, la teología no era una cuestión académica, sino una lucha interior consigo mismo, y luego esto se convertía en una lucha sobre Dios y con Dios", dijo.
Seguidamente destacó que la pregunta que lo guió: "¿Cómo puedo tener un Dios misericordioso?" "No deja de sorprenderme que esta pregunta haya sido la fuerza motora de su camino. ¿Quién se ocupa actualmente de esta cuestión, incluso entre los cristianos? ¿Qué significa la cuestión de Dios en nuestra vida, en nuestro anuncio?"
Ante los propios males y pecados que contribuyen poco a poco a los grandes males del mundo como la droga, el ansia de poder y tener o la violencia, Benedicto XVI explicó que el mal "no es una nimiedad. No podría ser tan poderoso, si nosotros pusiéramos a Dios realmente en el centro de nuestra vida".
"La pregunta: ¿Cómo se sitúa Dios respecto a mí, cómo me posiciono yo ante Dios? Esta pregunta candente de Martín Lutero debe convertirse otra vez, y ciertamente de un modo nuevo, también en una pregunta nuestra. Pienso que esto sea la primera cuestión que nos interpela al encontrarnos con Martín Lutero".