MADRID,
Miles de jóvenes cristianos siguen esperando al Papa Benedicto XVI a lo largo del recorrido que el Santo Padre realiza por el centro de Madrid y que pasa por sitios tan emblemáticos de la capital como la Puerta de Alcalá o la Plaza de Cibeles.
Los primeros en ver de cerca al Papa son los jóvenes situados frente a la Nunciatura como María Gabriela, una peregrina de Caracas (Venezuela) que ya tenía pensado visitar Madrid pero que ha adelantado su viaje para coincidir con la visita de Benedicto XVI ya que cree que se trata de "una oportunidad única".
Mientras los fieles que esperan en la calle Francisco Silvela corean cánticos en honor al Santo Padre como "Benedicto XVI, te queremos como a un rey". Entre los asistentes está Javier, un joven de Murcia, qque ha explicado que en esta JMJ espera "una demostracion de fe de los españoles", un gesto que, en su opinión "se le ha dado (al Papa) hasta el momento". Además, ha señalado que esta experiencia es "un momento inolvidable que merece la pena vivir".
A la parroquia madrileña de San Cayetano de la Guindalera pertenece Victorin Agueda, que está viviendo la JMJ con su mujer y sus hijos y junto a los 70 jóvenes que están acogidos en su parroquia. Agueda ha señalado que esperan un "mensaje de ánimo" del Santo Padre "para poder seguir adelante". "Estamos necesitados de sus palabras", ha indicado.
A mitad del recorrido, en la calle Serrano con Goya, un puesto del Samur permanece desde las 08.00 horas atendiendo heridas leves y mareos. Según han explicado a Europa Press, desde las 16.00 horas y como consecuencia del calor han aumentado considerablemente el número de personas atendidas por mareos. Además, esperan que aumenten las lipotimias "justo antes" de la llegada del Papa a la zona.
Mientras, la Policía ha cortado la calle a la altura de Ortega y Gasset, en donde hacen guardia cuatro furgonetas de la Policía Nacional y tres coches de la municipal. Durante la tarde un grupo de 20 policías nacionales en formación ha llegado a la zona donde los peregrinos le han hecho un pasillo para que pudieran pasar entre gritos y aplausos.