CASTEL GANDOLFO,
Desde la residencia veraniega de Castel Gandolfo y ante un numeroso grupo de peregrinos, el Papa Benedicto XVI recordó a los cristianos que la conversión es una experiencia diaria y pidió alimentar la fe con la Palabra de Dios, los Sacramentos, la oración personal y la caridad.
“Cada día, nuestro corazón debe vivir la experiencia de la conversión, pasar del hombre replegado en sí mismo al hombre abierto a la acción de Dios, al hombre espiritual, que se deja interpelar por la Palabra del Señor y abre la propia vida a su Amor”, indicó el Papa.
En su reflexión previa al Ángelus, el Santo Padre meditó sobre el Evangelio de hoy en el que una mujer cananea ruega a Jesús con gritos la liberación de su hija.
“Ya en esta petición, podemos vislumbrar un inicio del camino de fe, que en el diálogo con el divino maestro crece y se refuerza. La mujer no tiene temor de gritar a Jesús, ‘Ten piedad de mí’, una expresión recurrente en los Salmos, lo llama ‘Señor’ e ‘Hijo de David’, manifiesta así una firme esperanza de ser escuchada”, indicó el Papa según la traducción difundida por Radio Vaticana.
“¿Cuál es la actitud del Señor frente a ese grito de dolor? Puede parecer desconcertante el silencio de Jesús, tanto que suscita la intervención de los discípulos, pero no se trata de insensibilidad al dolor de aquella mujer”, agregó.
Según el Papa, la aparente indiferencia de Jesús no desalienta a la cananea que insiste en su pedido. “Y cuando recibe una respuesta que parece cerrar toda esperanza- ‘No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos’ - no desiste. No quiere quitarle nada a nadie: en su sencillez y humildad le basta poco, le bastan las migajas, le basta sólo una mirada, una palabra del Hijo de Dios. Y Jesús queda admirado por una respuesta de fe tan grande y le dice: ‘que te suceda como deseas’”.