VATICANO,
Al presidir este miércoles en el Vaticano la Misa por la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Benedicto XVI meditó sobre el sentido de su ministerio sacerdotal, al cumplirse hoy el 60º aniversario de su ordenación ministerial.
“‘Ya no los llamo siervos, sino amigos’ Sesenta años después de mi Ordenación sacerdotal, siento todavía resonar en mi interior estas palabras de Jesús, que nuestro gran Arzobispo, el Cardenal Faulhaber, con la voz ya un poco débil pero firme, nos dirigió a los nuevos sacerdotes al final de la ceremonia de Ordenación”, dijo el Pontífice.
“Yo sabía y sentía”, agregó“que en ese momento esta no era sólo una palabra ‘ceremonial’, y era también algo más que una cita de la Sagrada Escritura. Era bien consciente: en este momento, Él mismo, el Señor, me la dice a mí de manera totalmente personal. En el Bautismo y la Confirmación, Él ya nos había atraído hacia sí, nos había acogido en la familia de Dios. Pero lo que sucedía en aquel momento era todavía algo más. Él me llama amigo”.
“Me acoge en el círculo de aquellos a los que se había dirigido en el Cenáculo. En el grupo de los que Él conoce de modo particular y que, así, llegan a conocerle de manera particular”.
“Me otorga la facultad, que casi da miedo, de hacer aquello que sólo Él, el Hijo de Dios, puede decir y hacer legítimamente: Yo te perdono tus pecados”.
“Sé que tras estas palabras”, continuó el Pontífice emocionado “está su Pasión por nuestra causa y por nosotros. Sé que el perdón tiene su precio: en su Pasión, Él ha descendido hasta el fondo oscuro y sucio de nuestro pecado. Ha bajado hasta la noche de nuestra culpa que, sólo así, puede ser transformada”.