VATICANO,
Al presidir este domingo en la Basílica de San Pedro la Misa por la Solemnidad de Pentecostés, el Papa Benedicto XVI señaló que la Iglesia Católica, animada por el Espíritu Santo, siempre es santa y universal, y por ello supera toda barrera y distinción humana convirtiéndose en expresión permanente de unidad y auténtica alegría.
En su homilía el Santo Padre señaló que esta fiesta es grande de manera particular en la Iglesia porque marca después de 50 días "el cumplimiento del evento de la Pascua, de la muerte y la resurrección del Señor Jesús, a través del don del Espíritu del Resucitado".
Seguidamente se refirió al salmo 103 de la Misa de hoy, una alabanza a la creación y dijo que con este pasaje "lo que la Iglesia quiere decirnos es esto: el Espíritu creador de todas las cosas, y el Espíritu Santo que Cristo ha hecho descender del Padre sobre la comunidad de los discípulos, son uno y el mismo: creación y redención se pertenecen recíprocamente y constituyen, en profundidad, un único misterio de amor y salvación".
"El Espíritu Santo es ante todo Espíritu Creador y entonces Pentecostés es la fiesta de la creación. Para nosotros los cristianos, el mundo es fruto de un acto de amor de Dios, que ha hecho todas las cosas y de lo cual Él se alegra porque es ‘algo bueno’, ‘algo muy bueno’.
La fe en el Espíritu Creador y la fe en el Espíritu que Cristo resucitado ha donado a los Apóstoles, y nos dona a cada uno de nosotros, están ahora inseparablemente unidas".
Tras explicar que es el Espíritu Santo quien permite reconocer a Cristo como Señor, el Papa explicó que "la expresión ‘Jesús es el Señor’ se puede leer en dos sentidos. Significa: Jesús es Dios, y al mismo tiempo: Dios es Jesús. El Espíritu Santo ilumina esta reciprocidad: Jesús tiene dignidad divina, y Dios tiene el rostro humano de Jesús. Dios se muestra en Jesús y con esto nos dona la verdad sobre nosotros mismos".