VATICANO,
Al recibir esta mañana a los superiores y alumnos de la Pontificia Academia Eclesiástica, el Papa Benedicto XVI explicó la importancia de la diplomacia del Vaticano al servicio del Sucesor de Pedro y de la Iglesia, que debe realizarse con toda la vida "haciendo eco del mensaje del Evangelio".
Hablando de la diplomacia pontificia, el Papa explicó que "tiene una gran tradición y su actividad ha contribuido en gran medida a plasmar, en los tiempos modernos, la fisionomía misma de las relaciones diplomáticas entre los Estados".
"Las virtudes fundamentales de cualquier enviado son la lealtad, la coherencia y la profunda humanidad. Está llamado a poner no sólo su trabajo y sus cualidades, sino, de alguna manera, toda la persona al servicio de una palabra que no es suya".
Sobre la tarea de cada uno de los que participan en la diplomacia del Vaticano en todo el mundo, el Papa destacó que "en primer lugar es un sacerdote, un obispo. (…) Es un servidor de la Palabra de Dios, que como sacerdote ha recibido una misión que no se puede realizar a tiempo parcial, sino que debe ser, con toda su vida, un eco del mensaje que se le ha confiado, el mensaje del Evangelio".
"Precisamente sobre la base de esta identidad sacerdotal, bien clara y vivida profundamente, se incluye, con naturalidad, la tarea específica de ser el portador de la palabra del Papa, del horizonte universal de su ministerio y de su caridad pastoral, ante las Iglesias particulares y las instituciones en las que se ejerce legítimamente la soberanía en el ámbito estatal o de las organizaciones internacionales".
Benedicto XVI señaló que "en el ejercicio de un ministerio tan delicado, el cuidado de la propia vida espiritual, la práctica de las virtudes humanas y la formación de una sólida cultura se compenetran y sostienen mutuamente".