REDACCION CENTRAL,
La carta que en 1991 le remitiera Juan Pablo II a Carlos Turrin Villanueva, preso durante diez años por delito de terrorismo en el Penal Castro Castro (Lima, Perú), dio un fresco impulso en su proceso de conversión, pues acrecentó su fe y lo inspiró a "continuar trabajando en la evangelización dentro de la cárcel".
En entrevista concedida a ACI Prensa el 4 de mayo, Turrin, en libertad desde 1999, dijo que meses antes de recibir la misiva papal, él le había escrito al ahora Beato Juan Pablo II sin esperar respuesta, pues "de tantas ocupaciones que él tiene, de miles de cartas que recibirá, jamás pensé que él se iba a fijar en un preso".
En su mensaje, el Papa le agradeció "el delicado gesto de escribirle una atenta carta", por lo que "por mediación de la Virgen Santísima pide al Señor que le fortalezca en la fe y le conceda continua paz y prosperidad cristiana", además de otorgarle a Turrin y sus seres queridos la Bendición Apostólica.
El sobre le fue entregado por el entonces Arzobispo de Lima, Cardenal Augusto Vargas Alzamora, con quien Turrin había desarrollado una amistad epistolar, pues también intercambiaron correspondencia por un tiempo prolongado.
Turrin también relató a ACI Prensa las dificultades de la vida cristiana y el apostolado al interior del Penal Castro Castro, pues "dentro del pabellón 4B (donde él se encontraba recluido) en esa época, les hablo del año 1989, 1990, el único que podía dirigir y controlar el pabellón era Sendero Luminoso y nosotros éramos el enemigo".
"Los principales líderes que dirigíamos las pequeñas comunidades cristianas éramos objeto de amenazas de muerte, amenazas psicológicas, golpizas físicas, maltratos. Casi todos hemos sido maltratados física y psicológicamente, pero era el costo de nuestra conversión y lo asumíamos", afirmó.