VATICANO,
Al recibir esta mañana a los participantes del 9° Congreso Internacional del Pontificio Instituto Litúrgico San Anselmo, el Papa Benedicto XVI resaltó que tradición y progreso no se oponen, sino que se complementan, en la reforma de la liturgia establecida por el Concilio Vaticano II.
En su discurso en ocasión del 50 aniversario de fundación del Instituto, el Santo Padre señaló que la liturgia "vive de una relación constante y correcta entre sana ‘traditio’ y ‘legitima progressio’, claramente manifestada por la Constitución conciliar (del Vaticano II) ‘Sacrosanctum concilium’ en el n. 23. Con estos dos términos los padres conciliares quisieron consignar su programa de reforma, en equilibrio con las gran tradición litúrgica del pasado y el futuro".
"No pocas veces se contraponen equivocadamente tradición y progreso. En realidad, los dos conceptos se integran: la tradición es una realidad viva, incluye por tanto, en sí misma, el principio del desarrollo, del progreso".
El Papa dijo luego que "el Beato Juan XXIII, recogiendo las instancias del movimiento litúrgico que deseaba dar un nuevo impulso y un nuevo aliento a la oración de la Iglesia, poco antes del Concilio Vaticano II y durante su celebración quiso que la Facultad de los Benedictinos en el Aventino constituyese un centro de estudios y de investigación para asegurar una base sólida a la reforma litúrgica conciliar".
En la víspera del Concilio, explicó el Papa Benedicto, "aparecía siempre más viva en el campo litúrgico la urgencia de una reforma, postulada también por diversos pedidos de varios episcopados".
"De otra parte la fuerte exigencia pastoral que animaba el movimiento litúrgico exigía que se favoreciera y se suscitara una participación más activa de los fieles en las celebraciones litúrgicas a través del uso de lenguas nacionales y que se profundizara en el tema de la adaptación de los ritos a las varias culturas, especialmente en las tierras de misión".