VATICANO,
En su homilía de la Misa de beatificación de Karol Wojtyla, el Papa Benedicto XVI señaló que el ahora Beato Juan Pablo II recuerda a todos, con su vida, sus palabras y su gran ejemplo, el llamado que toda persona tiene a la santidad.
En su homilía, el Papa Benedicto XVI recordó que hace seis años había un profundo dolor por la muerte del Papa peregrino, "pero más grande todavía era el sentido de una inmensa gracia que envolvía a Roma y al mundo entero, gracia que era fruto de toda la vida de mi amado Predecesor y, especialmente, de su testimonio en el sufrimiento".
"Ya en aquel día percibíamos el perfume de su santidad, y el Pueblo de Dios manifestó de muchas maneras su veneración hacia él. Por eso, he querido que, respetando debidamente la normativa de la Iglesia, la causa de su beatificación procediera con razonable rapidez. Y he aquí que el día esperado ha llegado; ha llegado pronto, porque así lo ha querido el Señor: Juan Pablo II es beato".
El Papa saludó luego a los cientos de miles de peregrinos llegados desde todos los rincones del orbe, y destacó que esta beatificación se celebre en el Domingo de la Misericordia, el segundo Domingo de Pascua en el que además se celebra a San José Obrero, y con el que se comienza el mes de mayo, mes de María..
"Estos elementos contribuyen a enriquecer nuestra oración, nos ayudan a nosotros que todavía peregrinamos en el tiempo y el espacio. En cambio, qué diferente es la fiesta en el Cielo entre los ángeles y santos. Y, sin embargo, hay un solo Dios, y un Cristo Señor que, como un puente une la tierra y el cielo, y nosotros nos sentimos en este momento más cerca que nunca, como participando de la Liturgia celestial".
Seguidamente resaltó que "Juan Pablo II es beato por su fe, fuerte y generosa, apostólica. E inmediatamente recordamos otra bienaventuranza: ‘¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo’. ¿Qué es lo que el Padre celestial reveló a Simón? Que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios vivo. Por esta fe Simón se convierte en ‘Pedro’, la roca sobre la que Jesús edifica su Iglesia".