SENDAI,
La pequeña comunidad católica que habita las diócesis de la costa este de Japón, azotadas por el sismo y tsunami del 11 de marzo pasado, vivirá la próxima Semana Santa con la máxima normalidad posible y dedicará los distintos servicios religiosos a las víctimas de la tragedia.
Desde la diócesis de Saitama (Japón), la religiosa María Matilde Núñez de la Congregación de Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento relató a ACI Prensa que los católicos japoneses que habitan las zonas afectadas acudirán a las iglesias que no sufrieron grandes daños.
En Sendai, los católicos han reparado los templos para ponerlos "nuevamente al servicio de los fieles y de todas las personas que necesiten. Solamente hubo una iglesia más cercana a la costa que fue inundada por el tsunami y como la zona está abandonada, por el momento no está en servicio".
"En todas las demás parroquias se celebrará normalmente, con las personas que puedan asistir", indicó la religiosa. Otra excepción es la parroquia de Haramachi a 35 kilómetros de la planta nuclear de Fukushima.
En Haramachi, unos 20 católicos se reunían en cada Misa dominical pero según el semanario católico "Katorikku Shinbun" solo quedan cuatro feligreses en la zona.
"Las Misas y ceremonias no pueden ser al aire libre porque hace mucho frío. Pero gracias a Dios las (demás) iglesias ya pueden ser utilizadas nuevamente", indicó.