VATICANO,
Al presidir esta mañana la Misa de Domingo de Ramos con la que se inicia la Semana Santa, el Papa Benedicto XVI señaló que solo Cristo es capaz de elevar al hombre al amor, la verdad y la auténtica libertad de Dios, con lo que vence a las fuerzas del egoísmo, la mentira y el mal que "jalan hacia abajo" al ser humano.
Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro para la Eucaristía, especialmente jóvenes de Roma y otras diócesis en ocasión de la 26° Jornada Mundial de la Juventud como antesala al encuentro de Madrid en agosto, el Santo Padre recordó que los Papas "han dicho que el hombre se encuentra en el punto de intersección entre dos campos de gravedad".
"Ante todo, está la fuerza que le atrae hacia abajo, hacía el egoísmo, hacia la mentira y hacia el mal; la gravedad que nos abaja y nos aleja de la altura de Dios. Por otro lado, está la fuerza de gravedad del amor de Dios: el ser amados de Dios y la respuesta de nuestro amor que nos atrae hacia lo alto".
El hombre, continuó el Papa, "se encuentra en medio de esta doble fuerza de gravedad, y todo depende del poder escapar del campo de gravedad del mal y ser libres de dejarse atraer totalmente por la fuerza de gravedad de Dios, que nos hace auténticos, nos eleva, nos da la verdadera libertad".
La posibilidad que tiene el hombre de llegar a la altura de Dios, la ha ganado Cristo a través de su entrega en la Cruz. Él "sabe que le espera una nueva Pascua, y que él mismo ocupará el lugar de los corderos inmolados, ofreciéndose así mismo en la cruz. Sabe que, en los dones misteriosos del pan y del vino, se entregará para siempre a los suyos, les abrirá la puerta hacia un nuevo camino de liberación, hacia la comunión con el Dios vivo".
"Es un camino hacia la altura de la Cruz, hacia el momento del amor que se entrega. El fin último de su peregrinación es la altura de Dios mismo, a la cual él quiere elevar al ser humano".