VATICANO,
En la Audiencia General de hoy, el Papa Benedicto XVI habló sobre Santa Teresa de Lisieux o Santa Teresa del Niño Jesús, quien con su vida mostró que para alcanzar la plenitud del Amor, a Dios, es necesario hacerse pequeño con humildad, buscando al Señor en las Escrituras y en la Eucaristía, para donar la vida por los demás.
En la audiencia de hoy celebrada en la Plaza de San Pedro ante unas 10 000 personas, el Papa recordó a esta que "vivió en este mundo tan sólo 24 años al final del siglo XIX, llevando una vida muy sencilla y oculta, pero que, después de la muerte y la publicación de sus escritos, se convirtió en una de las santas más conocidas y amadas".
"Teresita, nunca ha dejado de ayudar a las almas más sencillas, a los pequeños, a los pobres y los que sufren cuando la imploran, sino que también ilumina a toda la Iglesia con su profunda doctrina espiritual hasta el punto que Juan Pablo II, en 1997 le otorgó el título de Doctora de la Iglesia y la definió una experta en la ‘scientia amoris’".
"Teresa expresa esta ciencia, que hace resplandecer en el amor toda la verdad de la fe, en la historia de su vida, publicada un año después de su muerte bajo el título ‘Historia de un alma’".
Teresa nació en 1873 en Alençon (Francia.). Era la menor de los nueve hijos de Louis y Zélie Martin, beatificados en 2008. La santa quedó huérfana de madre a los 4 años y más tarde sufrió una grave enfermedad nerviosa de la que se curó en 1886 gracias a lo que llamó "la sonrisa de la Virgen".
En 1887 peregrina a Roma con su padre y su hermana y pide al Papa León XIII que le conceda entrar con sólo quince años en el Carmelo de Lisieux .Un año después su deseo se hará realidad, pero al mismo tiempo inicia la grave enfermedad mental de su padre que hará a Teresa acercarse a la contemplación del Rostro de Jesús en su pasión. En 1890 pronuncia los votos religiosos. En 1896 comienza un período de gran sufrimiento físico, que la llevará a la muerte, y a la "noche oscura" espiritual.