VATICANO,
En la Audiencia General de este miércoles, el Papa Benedicto XVI resaltó que el mundo actual necesita santos y doctores, como San Alfonso María de Ligorio, que propongan el mensaje de Cristo de manera sencilla e incisiva, que también sean capaces de vivir el camino de la conversión personal con alegría.
Sobre este Obispo y Doctor de la Iglesia nacido en Nápoles en 1696 que ejerció de manera brillante la profesión de abogado, que abandonó en 1726 para ordenarse sacerdote, el Papa dijo que "inició en los ambientes más humildes de la sociedad napolitana una labor de evangelización y de catequesis, a los que le gustaba predicar, instruyendo sobre las verdades fundamentales de la fe".
En 1732 fundó la Congregación religiosa del Santísimo Redentor. Sus miembros "guiados por Alfonso, fueron auténticos misioneros itinerantes, que llegaban incluso a las aldeas más remotas, exhortando a la conversión y a la perseverancia en la vida cristiana, especialmente a través de la oración".
Benedicto XVI recordó que San Alfonso falleció en 1787, fue canonizado en 1839 y en 1871 fue declarado doctor de la Iglesia. Este título responde a muchas razones. En primer lugar, porque propuso una rica enseñanza de teología moral, que expresa adecuadamente la doctrina católica, por lo que fue proclamado por el Papa Pío XII "Patrono de todos los confesores y moralistas".
"San Alfonso no se cansaba de repetir que los sacerdotes son un signo visible de la misericordia infinita de Dios, que perdona e ilumina la mente y el corazón del pecador para que se convierta y cambie de vida".
"En nuestra época –continuó el Santo Padre– donde hay claros signos de pérdida de la conciencia y moral y –hay que admitirlo con preocupación– de una falta de estima por el Sacramento de la Confesión, la enseñanza de San Alfonso sigue siendo muy actual".