VATICANO,
Miles de fieles se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana afirmó que el misterio de la Transfiguración de Cristo es la revelación de su propia divinidad y que solo Él es la única verdadera morada del cristiano.
“Agradezco al Señor que me ha dado el poder vivir los pasados días los ejercicios espirituales, y agradezco a cuantos han estado cerca con la oración”, dijo el Papa.
Reflexionando sobre el Evangelio de hoy sobre la Transfiguración del Señor, Benedicto XVI dijo que: “según los sentidos, la luz del sol es la más intensa que se conoce en la naturaleza, pero según el espíritu, los discípulos vieron, por un breve tiempo, un esplendor aún más intenso, el de la gloria divina de Jesús, que ilumina toda la historia de la salvación”.
Citando a San Máximo el Confesor, el Santo Padre indicó que “los vestidos cambiando su color al blanco, llevan el símbolo de las palabras de la Sagrada Escritura, que se vuelven claras, transparentes y luminosas”.
“Moisés y Elías, que aparecen junto a Jesus transfigurado, son figura de la Ley y de los Profetas. Fue entonces que Pedro exclamó: ‘Señor, que hermoso es estar aquí. Hagamos tres tiendas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías’. Pero San Agustín comenta que nosotros tenemos una sola morada: Cristo; Èl es la Palabra de Dios, Palabra de Dios en la Ley, Palabra de Dios en los Profetas”.
“La transfiguración –continuó– no es un cambio de Jesús, sino la revelación de su divinidad, ‘la íntima compenetración de su ser con Dios, que se vuelve pura luz. En su ser uno con el Padre, Jesús mismo es Luz de Luz’”.