VATICANO,
Al presidir la Misa por el Miércoles de Ceniza con que se inicia la Cuaresma, el Papa Benedicto XVI señaló que este tiempo litúrgico no debe ser entendido "en la tristeza ni en la grisura de la vida" sino como un don precioso de Dios para convertirse cada vez más profundamente al Señor.
En la Eucaristía que hoy en la Basílica de Santa Sabina, adonde llegó luego de una procesión penitencial desde la Iglesia de San Anselmo, el Papa dijo que con el rito de la imposición de las cenizas se asume "el esfuerzo de convertir nuestro corazón hacia los horizontes de la Gracia".
"En general, en la opinión común, este tiempo corre el riesgo de ser considerado en la tristeza, en la grisura de la vida. En vez de eso, es un don precioso de Dios, es tiempo fuerte y denso de significados en el camino de la Iglesia, es el itinerario hacia la Pascua del Señor".
"No se trata de una conversión superficial y transitoria, sino de un itinerario espiritual que considera a profundidad las actitudes de la conciencia y supone un sincero propósito de arrepentimiento".
La conversión a la que todo fiel está llamado, prosiguió Benedicto XVI, "es posible porque Dios es rico en misericordia y grande en amor. La suya es una misericordia regeneradora, que crea en nosotros un corazón puro, renueva en lo íntimo un espíritu firme, restituyéndonos la alegría de la salvación".
"Es por eso que Dios, de hecho, no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva".