KÖNIGSTEIN,
El Arzobispo de Lahore (Pakistán), Mons. Lawrence Saldanha, señaló que el asesinato del ministro católico Shahbaz Bhatti constituye una pérdida terrible para los cristianos en el país que se han quedado sin "un gran líder" que siempre defendió a esta comunidad.
Shahbaz Bhatti fue interceptado el miércoles 2 de marzo por un grupo de enmascarados cuando salía de su residencia rumbo a su oficina. Los asesinos que dijeron ser miembros de Al Qaeda le dispararon con armas automáticas durante dos minutos. El ministro recibió en total ocho disparos que le causaron la muerte.
Los panfletos dejados por los asesinos del ministro Bhatti en la escena del crimen contenían frases como "fue muerto porque era cristiano, infiel y blasfemo", su asesinato es parte de "una guerra de religión para eliminar a aquellos que desean modificar la ley sobre la blasfemia"; y "por gracia de Allah, todos los que son miembros de la Comisión de revisión de la ley, irán al infierno".
La ley de blasfemia es una norma inspirada en la ley sharia (musulmana) que castiga a quienes ofendan al Corán o a Mahoma, suele usarse para perseguir a las minorías como la cristiana pues un musulmán puede acusar a alguien sin pruebas y sin testigos. Los castigos por quebrar esta ley llegan incluso hasta la pena de muerte.
El viernes y luego de la Misa de exequias el Arzobispo de Islamabad, Mons. Anthony Rufin, dijo que el funcionario "dio su vida por la fe. Estoy seguro de que la Iglesia, siguiendo sus tiempos, lo proclamará mártir".
En entrevista concedida a la organización internacional católica Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS), Mons. Lawrence Saldanha dijo que este asesinato perpetrado por extremistas revela que el gobierno es "muy débil al hacerle frente a la amenaza del extremismo".