VATICANO,
En la Audiencia General de este miércoles, el Papa Benedicto XVI habló sobre San Roberto Belarmino, quien con su vida enseñó que no puede haber una reforma verdadera de la Iglesia si antes cada persona no convierte el corazón a Cristo.
Ante más de 7 000 personas en el Aula Pablo VI, el Santo Padre dedicó su catequesis a este Santo que vivió entre1542 y 1621, figura destacada de una época difícil en la que "una grave crisis política y religiosa causó la separación de muchas naciones de la Sede Apostólica".
San Roberto Belarmino tuvo una excelente formación cultural y humana, entró en la Compañía de Jesús (jesuitas) en 1560; estudió en Roma, Padua y Lovaina. Fue nombrado Cardenal y Arzobispo de Capua (Italia), desempeñando después las más altas responsabilidades al servicio del Papa, fue miembro de diversas congregaciones y encabezó misiones diplomáticas de la Santa Sede en Venecia e Inglaterra.
En sus últimos años compuso varios libros de espiritualidad en los que condensó el fruto de sus ejercicios espirituales anuales. Fue beatificado y canonizado por Pío XI, que lo proclamó además Doctor de la Iglesia en 1931.
El Papa explicó que el libro del Santo, "Controversias", constituye "un punto de referencia todavía válido para la eclesiología católica" ya que "acentúa el aspecto institucional de la Iglesia, debido a los errores que circulaban entonces sobre esa cuestión".
"Sin embargo, el autor esclarece los aspectos invisibles de la Iglesia como Cuerpo Místico y los ilustra con la analogía del cuerpo y el alma, con el fin de describir la relación entre las riquezas interiores de la Iglesia y los aspectos exteriores que la hacen perceptible".