VATICANO,
En su mensaje para la Cuaresma presentado esta mañana en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI afirma que este tiempo de purificación y conversión a través del ayuno, la limosna y la oración, debe renovar en todos los fieles la gracia recibida en el Bautismo.
En el mensaje titulado "Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado", el Papa se refiere a la íntima relación entre este sacramento que borra el pecado original y abre las puertas a la vida eterna, y la Cuaresma.
"El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas", indica.
Este sacramento "no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo".
"Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva", prosigue e indica que "desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos".
"Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia".