VATICANO,
Al presidir el Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI explicó que la voluntad de Dios es un camino de sabiduría, para discernir el bien y el mal con libertad; y así poder llegar a la vida eterna.
En su reflexión previa a la oración mariana ante los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa se refirió al Evangelio de hoy de San Mateo, en el que Jesús, con la autoridad que posee por ser Hijo de Dios, explica en el llamado "Discurso de la montaña" la ley divina a partir de lo que los judíos ya conocían.
"La novedad de Jesús consiste, esencialmente, en el hecho que Él mismo ‘plenifica’ los mandamientos con el amor de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo que habita en Él. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la acción del Espíritu Santo, que nos hace capaces de vivir el amor divino".
Por eso, prosiguió el Papa, "cada precepto se hace verdadero como exigencia de amor, y todos se resumen en un único mandamiento: ama a Dios con todo el corazón y ama al prójimo como a ti mismo".
Tras referir que este mandamiento, como dice San Pablo, es la "plenitud de la ley y la caridad", el Santo Padre cuestionó a los presentes sobre si "una sociedad más solidaria y fraterna, más coherente en el amor" no habría sido capaz de evitar la tragedia del domingo 6 de febrero en la que murieron, a causa de un incendio, cuatro niños rumanos en un campamento gitano ubicado cerca del aeropuerto de Ciampino en Roma.
"Esta pregunta vale tanto para otros sucesos dolorosos, más o menos conocidos, que ocurren cotidianamente en nuestras ciudades y países".