ROMA,
La Presidenta del Comité Internacional de Enfermeras Católicas y Asistentes Médico-Sociales (CICIAMS), Marylee Meehan, señaló que muchos de los miembros de esta organización son discriminados, también en su país Estados Unidos, cuando afirman ser pro-vidas y estar en contra del aborto.
En entrevista concedida a ACI Prensa en Roma en ocasión de un seminario sobre salud, Meehan dijo que "en Estados Unidos el problema más grande para las enfermeras católicas es la potestad de ejercer la objeción de conciencia".
Meehan, cuya organización tiene su sede en Irlanda y reúne a miembros de 26 países, explicó que muchas enfermeras jóvenes y asistentes sanitarios son "tímidos" a la hora de hablar sobre el aborto. Las más experimentadas temen, por otro lado, que si hablan en contra del aborto o rechazan tomar parte de uno serán despedidas.
"Es un problema, cuando quieres postular a un trabajo y no haces abortos, no te aceptan" en algunos hospitales de Estados Unidos, dijo.
Seguidamente indicó que la idea de su organización también es darles voz a los hombres y mujeres para que puedan compartir sus historias. Hace falta, porque "si bien alguien hizo el aborto legal, eso no lo transformó en moral".
"Ahora hace falta mucho coraje para ser católico y vivir una vida auténticamente católica en el ambiente profesional", añadió.