ROMA,
El Prefecto para la Congregación para el Clero en el Vaticano, Cardenal Mauro Piacenza, señaló que el celibato sacerdotal es un desafío y una "provocación" saludable para un mundo secularizado y erotizado que con frecuencia no lo comprende.
En un discurso en la localidad francesa de Ars y tomando como base para su reflexión la encíclica Sacra virginitas del Papa Pío XII del 25 de marzo de 1954, el Cardenal destaca la actualidad de este texto que responde a diversas interrogantes sobre el celibato que constituye "un modo excelente de vivir el seguimiento de Cristo".
En el artículo publicado por L’Osservatore Romano el 31 de enero, el Cardenal indica que Pío XII escribe: "si los sacerdotes observan la castidad perfecta, esto se da en definitiva porque su Divino Maestro se ha conservado Él mismo virgen hasta la muerte".
El Cardenal resalta, con palabras del Papa Pacelli, la conexión entre celibato y libertad espiritual: "para que los sagrados ministros puedan gozar esta libertad espiritual de cuerpo y alma, y para evitar que se inmiscuyan en asuntos terrenales, la Iglesia latina exige de ellos que asuman voluntariamente la obligación de la castidad perfecta".
Tras recordar que con el celibato, la paternidad de los sacerdotes no se pierde sino que "crece hasta el infinito, porque genera muchos hijos no para esta vida caduca, sino para la celeste y eterna", el Cardenal recuerda que Pío XII dice que con el celibato los sacerdotes "no se empobrecen sino que se enriquecen" porque reciben abundantemente la gracia de Dios que los llamó a su servicio.
El Prefecto se refiere luego a la relación entre celibato y sacrificio: "es necesario ‘medir bien las propias fuerzas’ para comprender si se está en capacidad o no de acoger el don de gracia del celibato, con lo que se establece un seguro criterio de discernimiento para nuestros días".