LIMA,
El periodista e historiador Héctor López Martínez advirtió que en 1994 las autoridades de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) alteraron en "sigiloso secreto" la voluntad de don José de la Riva Agüero y Osma, desoyendo su deseo explicitado en sus testamentos de que a su muerte un representante del Arzobispado de Lima hiciese parte a perpetuidad de la junta administradora de esa casa de estudios.
En un artículo del domingo 23 de enero publicado en el diario El Comercio, López escribió sobre el libro "La herencia de la Riva Agüero: Que la verdad se haga luz e ilumine las tinieblas" del abogado Natale Amprimo Plá, publicado el 14 de diciembre.
Este libro documenta los argumentos históricos y las piezas jurídico-legales fundamentales para entender el diferendo legal de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) con el Arzobispado de Lima, y que en marzo pasado el Tribunal Constitucional del Perú resolviera a favor del Arzobispado.
Héctor López indicó en su artículo del domingo que Riva Agüero, fallecido en 1944, era conocido por sus numerosas cualidades entre las cuales "sobresalió la claridad y el orden de su pensamiento, expresado en sus testamentos, que no dejaban lugar para brechas donde pudieran filtrarse ambigüedades o que hicieran necesarias interpretaciones".
"Hubo, pues, una conducta inexplicable, por decir lo menos, en quienes en la ya mencionada sesión secreta de la junta administradora, en 1994, acordaron que la Pontificia Universidad Católica en su calidad de propietaria debía continuar administrando la inmensa fortuna legada por Riva Agüero".
El historiador comentó luego que las autoridades de la PUCP no pensaron en 1994 que el Cardenal Cipriani, Gran Canciller, lucharía para que esa casa de estudios "mantuviera con la Iglesia y con él, en razón de sus fueros, una vinculación que es esencial para su identidad institucional".