VATICANO,
En la audiencia general de hoy, dedicada a Santa Catalina de Génova, el Papa Benedicto XVI explicó que el purgatorio es una muestra concreta del amor y la justicia de Dios en el que el alma humana se purifica de las escorias del pecado.
En su catequesis en el Aula Pablo VI dedicada a Santa Catalina, que vivió entre 1447 y 1510, el Santo Padre relató que esta mujer Catalina recibió en su hogar una buena educación cristiana. Se casó a los 16 años y su vida matrimonial no fue fácil. Al principio llevaba una existencia mundana que le causó un profundo sentido de vacío y amargura.
Con sus libros "El tratado sobre el purgatorio" y "El diálogo entre el alma y el cuerpo", Catalina plasma su experiencia espiritual que se intensifica cuando después de una particular experiencia, en la que ve con claridad sus miserias y defectos, al mismo tiempo que la bondad del Señor, nace la decisión de cambiar de vida e iniciar un camino de purificación y comunión mística con Dios.
El lugar de su ascenso a las cimas de la mística fue el hospital de Pammatone, el más grande de Génova, del que fue directora.
"Desde su conversión hasta su muerte no hubo acontecimientos extraordinarios, pero dos elementos caracterizaron toda su existencia: por una parte la experiencia mística, la profunda unión con Dios, y por otra, el servicio al prójimo, sobre todo a los más necesitados y abandonados".
"Nunca debemos olvidar que cuanto más amamos a Dios y somos constantes en la oración, mas amaremos realmente a los que tenemos cerca, porque seremos capaces de ver en cada persona el rostro del Señor, que ama sin límites ni distinciones".