El Senado de Estados Unidos votó el 18 de diciembre a favor de derogar la llamada política "Don't Ask, Don't Tell" (No preguntes, no digas) que prohibía las manifestaciones y prácticas homosexuales entre los miembros de las fuerzas armadas. Un crítico de la medida advirtió que con esta reforma el servicio militar se ha convertido en una herramienta para imponer "una agenda social radical" en el país.
En una votación final de 65 contra 31, el Senado eliminó la política, superando los 60 votos necesarios para evitar el bloqueo republicano.
Mientras el Presidente Barack Obama considera la votación como "un paso histórico" y asegura que "miles" han abandonado el ejército por esta política, para el presidente del Family Research Council, Tony Perkins, veterano del Cuerpo de Marines de EE.UU., se trata de "un día trágico" para las fuerzas armadas.
"Los militares estadounidenses existen con un solo propósito: luchar y ganar guerras", explicó. "Sin embargo, (el servicio militar) ha sido secuestrado y se ha convertido en una herramienta para imponer en el país una agenda social radical. Esto puede impulsar la causa de quienes buscan modificar las actitudes sociales respecto a la sexualidad humana, pero hará daño a la capacidad del ejército para cumplir su misión", agregó.
Si bien la ley de 1993 que prohibía las manifestaciones y prácticas homosexuales fue adoptada después de "meses de debate y por lo menos una docena de audiencias en el Congreso", recordó Perkins, la última votación se produjo menos de tres semanas después de recibir un informe del Pentágono. Para Perkins, la votación fue un "pago político" a "una pequeña parte, pero fuerte y rica, de la base demócrata".
La derogación implica, para sus promotores, sancionar profesionalmente a los hombres y mujeres que se opongan a la homosexualidad, como los capellanes militares.