VATICANO,
En su saludo esta mañana a la curia romana por Navidad, el Papa Benedicto XVI alentó a trabajar en la Iglesia Católica para que nunca más se repitan los abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero.
En su discurso en italiano Benedicto XVI dijo a los cardenales, obispos y miembros de la gobernación del Vaticano que en 2010 la Iglesia celebró el Año Sacerdotal, que comenzó "con gran alegría y gracias a Dios, concluimos con mucha gratitud, a pesar de que se desarrollara de una manera tan diferente de cómo habíamos esperado. En nosotros sacerdotes y en los laicos, precisamente también en los jóvenes, se ha renovado la conciencia del don del sacerdocio de la Iglesia Católica, que nos ha sido confiado por el Señor".
"Una vez más, hemos sido conscientes de lo hermoso que es que haya seres humanos autorizados a pronunciar en nombre de Dios y con pleno poder la palabra perdón, y que así sean capaces de cambiar el mundo, la vida; qué hermoso es que seres humanos estén autorizados a pronunciar las palabras de la consagración, qué hermoso es poder estar, con la fuerza del Señor, cerca de la gente en sus alegrías y sufrimientos".
"Nos ha sorprendido precisamente este año que en una dimensión inimaginable, hayamos conocido la existencia de abusos contra menores por parte de sacerdotes, que convierten el Sacramento en su contrario: bajo el manto de lo sagrado hieren profundamente a la persona humana en su infancia y le producen un daño para toda su vida".
El Papa señaló que en este contexto le había venido a la mente "una visión de Santa Hildegarda de Bingen, que describe de modo sorprendente lo que hemos experimentado este año".
"En la visión de Santa Hildegarda, el rostro de la Iglesia está cubierto de polvo, y así lo hemos visto. Su vestido está desgarrado –por culpa de los sacerdotes–. Al igual que ella lo vio y expresó, así lo hemos vivido este año. Debemos acoger esta humillación como una exhortación a la verdad y una llamada a la renovación".