VATICANO,
En su mensaje para la 19° Jornada Mundial del Enfermo 2011 dado a conocer hoy, el Papa Benedicto XVI señaló que una sociedad que “no logra aceptar a los sufrientes y no es capaz de contribuir mediante la compasión a hacer que el sufrimiento sea compartido y llevado también interiormente es una sociedad cruel e inhumana”.
En el texto para la celebración de esta jornada el próximo 11 de febrero de 2011, fiesta de la Virgen de Lourdes, el Papa señala que “si todo hombre es nuestro hermano, entonces el más débil, el sufriente y el necesitado de cura deben ser el centro de nuestra atención, para que ninguno de ellos se sienta olvidado o marginado, de hecho ‘la medida de la humanidad se determina esencialmente en relación con el sufrimiento del sufriente’”.
El Santo Padre recuerda luego su visita a Turín en mayo de este año, donde veneró la Sábana Santa, y donde pudo reflexionar sobre la entrega de Cristo en la Cruz, para poder exclamar como San Pedro “¡por sus llagas han sido curados!”
En el mensaje con fecha 21 de noviembre, fiesta de Cristo Rey del Universo, Benedicto XVI afirma que “el Hijo de Dios ha sufrido, ha muerto, pero ha resucitado y por ello esas llagas se convierten en signo de nuestra redención, del perdón y la reconciliación con el Padre; pero también se convierten en prueba para la fe de los discípulos y la nuestra: cada vez que el Señor habla de su pasión y muerte, ellos no comprenden, refutan, se oponen. Para ellos, como para nosotros, el sufrimiento sigue estando cargado de misterio, difícil de aceptar y cargar”.
El Papa se dirige a los enfermos y sufrientes. A ellos les dice que “a través de las llagas de Cristo es que podemos ver, con ojos de esperanza, todos los males que afligen a la humanidad. Con su Resurrección, no ha eliminado el sufrimiento y el mal del mundo, pero lo ha vencido hasta la raíz. A la prepotencia del mal ha opuesto la omnipotencia del amor. Nos ha mostrado entonces que el camino de la paz es de la alegría y el Amor”.
“Dios, la Verdad y el Amor en persona, ha querido sufrir por nosotros y con nosotros, se ha hecho hombre para poder compartir, con el hombre, en modo real, en carne y sangre. En todo sufrimiento humano, entonces, ha entrado Uno que comparte el sufrimiento y la resistencia; en todo sufrimiento se difunde la con-solatio, el consuelo del amor partícipe de Dios para hacer surgir la estrella de la esperanza”.