VATICANO,
La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer hoy un comunicado en el que rechaza la grave violación a la libertad religiosa de los católicos en China. En una reciente asamblea controlada por el Gobierno comunista se obligó a obispos y sacerdotes en comunión con Roma a asistir y se nombró a un obispo legítimamente ordenado como presidente de la Asociación Patriótica Católica de China, institución controlada por régimen y separada del Vaticano.
El Gobierno chino permite el culto católico únicamente a la Asociación Patriótica Católica, subalterna del Partido Comunista de China, y rechaza la autoridad del Vaticano.
Desde 1951, cuando los comunistas rompieron relaciones diplomáticas con la Santa Sede, las autoridades comunistas han perseguido y encarcelado a los católicos –obispos, sacerdotes y laicos– fieles al Papa, obligándolos a vivir su fe en la clandestinidad. En los últimos meses, la hostilidad se ha extendido a los líderes de la asociación católica patriótica que quieren acercarse a Roma.
El comunicado dado a conocer hoy tras la 8° "Asamblea de Representantes católicos chinos", realizada en Beijing del 7 al 9 de diciembre, expresa el "profundo dolor" de la Santa Sede por la realización de este evento que fue impuesto a "numerosos obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos".
"La manera en la que se convocó y su desarrollo manifiestan una actitud represiva en relación con el ejercicio de la libertad religiosa, que se esperaba ya superada en la China actual", indica el texto.
El comunicado señala luego que "el deseo persistente de controlar la esfera más íntima de la vida de los ciudadanos, es decir, su conciencia, y de interferir en la vida interna de la Iglesia Católica no hace honor a China. Por el contrario, parece ser un signo de miedo y debilidad, más que de fuerza, de una intolerancia intransigente y no de apertura a la libertad y al respeto efectivo tanto de la dignidad humana como de una distinción correcta entre las esferas civil y religiosa".