VATICANO,
Al recibir las cartas credenciales de cinco nuevo embajadores ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI señaló que el camino del amor está abierto para todos los hombres y por tanto no es inútil trabajar por la fraternidad universal que debe basarse en el respeto a los derechos humanos y la justicia.
El Santo Padre recibió las cartas credenciales de Suresh Prasad Pradhan, de Nepal; Royson Mabuku Mukwena, de Zambia; Miguel Ángel Canturri Montanya, de Andorra; Vivianne Fock Tave, de las Seychelles y Boubacar Sidiki Toure, de Mali.
En su discurso común a todos, el Papa hizo una reflexión sobre la fraternidad universal y luego entregó a cada Embajador un discurso específico. En sus palabras a los cinco diplomáticos recordó los llamamientos que a lo largo del año se han hecho "en favor de Haití, devastada primero por el terremoto y después por el cólera".
"Desgraciadamente otras tragedias se han cebado en diversos países durante este año. Vuestros países, la comunidad internacional y el sector del voluntariado han respondido a las llamadas de ayuda urgentes que ciertamente deben continuar e intensificarse. Por su parte, y a través de sus diversas instituciones, la Iglesia aporta una contribución multiforme extendida a lo largo del tiempo".
"El bello ideal de la fraternidad, que forma parte del emblema nacional de muchos países, ha hallado en el desarrollo del pensamiento filosófico y político menor resonancia que la de otros ideales como la libertad, la igualdad, el progreso o la unidad", observó el Papa.
"Es un principio que, en gran parte, ha pasado a ser letra muerta en las sociedades políticas modernas y contemporáneas, sobre todo debido a la influencia de las ideologías individualistas o colectivistas. Pero la fraternidad tiene un significado especial para los cristianos, debido al diseño de amor fraternal de Dios, de la fraternidad que nos ha revelado Cristo".