KÖNIGSTEIN,
Entre los cristianos de Irak "hay una suerte de desesperación", pero a pesar de ello y "pase lo que pase, la gente está decidida a celebrar la liturgia de Navidad por cualquier medio posible", afirmó Mons. Bashar Warda, Arzobispo de Erbil, al norte de Bagdad.
En declaraciones a la organización católica internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre (AIS), Mons. Warda elogió al gobierno iraquí por tomar medidas para mejorar la seguridad, a pesar de que el ingreso a las iglesias hiciera sentir a los feligreses como si entraran "a un campamento militar".
Recientemente, el gobierno de Irak ha dispuesto que se erijan paredes de concreto de hasta tres metros alrededor de las iglesias en Bagdad y Mosul, con puntos de accesos para quienes van a Misa, controlados por la policía con equipos de escaneo.
Mons. Warda señaló que funcionarios del gobierno contactaron a los sacerdotes de las parroquias para consultarles si querían los muros de seguridad alrededor de sus iglesias. Si bien muchos aceptaron, algunos los rechazaron pues sentían que las medidas simplemente intimidarían aún más a la comunidad cristiana.
Esto se debe, según el Arzobispo de Erbil, a que "la tristeza de la gente está en todos lados. La inseguridad está en todas partes. La pregunta en los labios de todos es ‘¿qué sigue?’"
El 31 de octubre pasado, un comando de Al Qaeda atacó la Catedral siro-católica de Bagdad, en plena Misa dominical. Los extremistas tomaron como rehenes durante varias horas a decenas de feligreses. En el ataque –que terminó con un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los terroristas– murieron 44 cristianos, dos sacerdotes, siete agentes y todos los terroristas.