VATICANO,
Al presidir el rezo del Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI señaló que en la sociedad actual donde todo cambia y muta, solo la Palabra de Dios se mantiene inmutable, fortalece los corazones humanos y debe ser anunciada por todo cristiano.
Benedicto XVI recuerda que la liturgia de este tercer domingo de Adviento propone una lectura de la Carta de Santiago en la que éste invita a “ser constantes, hermanos míos, hasta la venida del Señor”.
Este llamado de Santiago subraya el “valor de la constancia y la paciencia, virtudes que pertenecían al bagaje normal de nuestros padres, pero que hoy son menos populares, en un mundo que exalta, por encima de todo, el cambio y la capacidad de adaptarse siempre a situaciones nuevas y diversas”.
“El Adviento nos llama a potenciar esta tenacidad interior, esa resistencia del ánimo que nos permite no desesperar en la espera de un bien que tarda en venir, sino esperarlo y así prepararse para su venida con laboriosa confianza”.
Como ejemplo de esta espera, Santiago propone a un agricultor que después de haber trabajado la tierra espera pacientemente el fruto de su esfuerzo: “el agricultor no es fatalista, sino un modelo de una mentalidad que une de modo equilibrado la fe y la razón, porque de una parte conoce las leyes de la naturaleza y hace bien su trabajo, y de otra, confía en la Providencia, porque algunas cosas fundamentales no están en sus manos, sino en las de Dios”.
Seguidamente el Papa precisa que “la paciencia y la constancia son así síntesis entre el esfuerzo humano y la confianza en Dios”.