VATICANO,
En su visita pastoral a la parroquia romana de San Maximiliano Kolbe esta mañana, el Papa Benedicto XVI señaló que ni las violentas revoluciones ni las grandes promesas cambian el mundo, sino la silenciosa luz de la verdad y el amor de Dios.
En la homilía de la Misa que presidió en la citada parroquia el Santo Padre se refirió al Evangelio de hoy en el que Juan Bautista envía a dos de sus discípulos le preguntan a Jesús si es el Mesías que ha de venir “¿O debemos esperar a otros?”
“En los últimos dos o tres siglos muchos han preguntado ‘¿pero eres realmente tú? ¿O el mundo debe ser cambiado de modo más radical? ¿No lo haces tú?’. Y han venido tantos profetas, ideólogos y dictadores, que han dicho: ‘¡No es él! ¡No ha cambiado el mundo! ¡Somos nosotros!’”
Estos hombres, prosiguió el Papa, “han creado sus imperios, sus dictaduras, sus totalitarismos que habrían cambiado el mundo. Y lo cambiaron, pero de modo destructivo. Hoy sabemos que de estas grandes promesas no ha quedado sino un gran vacío y una gran destrucción. No eran ellos entonces”.
Y así, “debemos ver de nuevo a Cristo, preguntarle: ‘¿eres tú?’. El Señor, en el mundo silencioso que le es propio, responde: ‘Vean lo que he hecho. No he hecho revoluciones cruentas, no he cambiado con fuerza el mundo, sino que he encendido muchas luces que forman, en el tiempo, un gran camino luminoso en los milenios”.
Como ejemplo de estas luces que el Señor “enciende” en la historia, el Papa presenta a San Maximiliano Kolbe, “que se ofreció a morir de hambre para salvar a un padre de familia. ¡En qué gran luz se convirtió! ¡Cuánta luz se hizo con esta figura que alentó a otros a donarse, a estar cercanos a los sufrientes y los oprimidos!”