Beijing,
La policía china detuvo al Obispo de Hengshui, Mons. Feng Xinmao, perteneciente a la Iglesia Católica Patriótica y lo obligó a asistir a la asamblea general de la "iglesia oficial", controlada por el Gobierno y separada del Vaticano.
El Gobierno chino permite el culto católico únicamente a la Asociación Patriótica Católica, subalterna del Partido Comunista de China, y rechaza la autoridad del Vaticano.
Desde 1951, cuando los comunistas rompieron relaciones diplomáticas con la Santa Sede, las autoridades comunistas han perseguido y encarcelado a los católicos –obispos, sacerdotes y laicos– fieles al Papa, obligándolos a vivir su fe en la clandestinidad. En los últimos meses, la hostilidad se ha extendido a los líderes de la iglesia católica patriótica que quieren acercarse a Roma.
Según informó el diario italiano Avvenire, decenas de fieles intentaron proteger al Obispo de Henshui de la policía, que sitió su residencia durante horas.
En marzo pasado, la Comisión Vaticana para la Iglesia en China pidió a los obispos oficiales chinos evitar los sacramentos, las ordenaciones de los obispos, y la asistencia a reuniones que contradigan la comunión con el Papa. Siguiendo estas indicaciones, obispos y líderes de la iglesia oficial han desistido de participar en las asambleas controladas por los comunistas y padecen la hostilidad de las autoridades.
En la asamblea de esta semana, se elegirán a los presidentes de la Asociación Patriótica Católica y el Consejo de los Obispos, entidades controladas por los comunistas y separadas del Vaticano, a pesar de la resistencia de varios obispos chinos de la iglesia oficial.