REDACCION CENTRAL,
El Obispo de Los Ángeles, Mons. Felipe Bacarreza, explicó que el Papa Benedicto XVI no ha presentado el uso del condón como un medio eficaz para combatir el SIDA.
Refiriéndose al caso presentado en el libro "Luz del Mundo" del periodista alemán Peter Seewald, el Obispo aclaró que el Papa sostiene que en el caso de un prostituto el uso del preservativo podría considerarse un paso "hacia cierta responsabilidad porque se está evitando quebrantar el mandamiento de no matar" al buscar reducir las posibilidades de contagio.
En entrevista concedida a ACI Prensa gracias a la colaboración de la revista de humanidades en Chile Humanitas, Mons. Bacarreza reiteró lo expuesto por Benedicto XVI: "el Papa dice que en algunos casos singulares y justificados se podría usar ese medio, pero aclara que en ningún caso es un medio para combatir el SIDA".
Mons. Bacarreza recordó que el condón "es un medio mecánico que impide que el semen masculino fecunde el óvulo femenino durante la relación sexual. Con esa finalidad es siempre inmoral porque se está usando con una finalidad anticonceptiva separando el acto sexual de una de sus finalidades propias que es la procreación".
En el caso descrito por el Santo Padre en "Luz del Mundo", se puede ver "una cierta consideración hacia la otra persona al no querer además transmitir la enfermedad del SIDA. Por ello dice que usando el preservativo se da un cierto paso hacia la humanización y hacia una cierta responsabilidad porque se está en realidad tocando el otro mandamiento que es el de no matar, no matarás".
Tras reiterar que las relaciones sexuales homosexuales son siempre inmorales, Mons. Bacarreza se refirió al caso de una prostituta cuyo cliente usa un preservativo para no contagiarse de SIDA: lo que dice el Papa es que en esa acción ya hay "un cierto paso de responsabilidad, no porque se esté usando como un objeto de placer sexual a un ser humano lo que es gravemente pecaminoso" sino porque con el preservativo "no estaría faltando también al precepto de no matar", al preocuparse de no contaminar al otro con la enfermedad.