NUEVA YORK,
Presididos por el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Francis Chullikat, un grupo de embajadores y diplomáticos de esta organización rezó este viernes la oración de las vísperas en sufragio de las 58 personas asesinadas en la masacre perpetrada por extremistas musulmanes el pasado 31 de octubre en la Catedral siro-católica de Nuestra Señora de la Salvación en Bagdad, Irak.
En presencia del Arzobispo de Nueva York, Mons. Timothy Dolan; y del Obispo de la diócesis siro-católico de Estados Unidos y Canadá, Mons. Yousif Habash, los embajadores y un grupo de fieles participaron de este especial momento de oración en la iglesia de la Santísima Trinidad, a una cuadra de la sede de la ONU.
En su saludo, Mons. Chullikatt –que sirvió durante cuatro años como Nuncio Apostólico en Irak y Jordania y conoció a los dos sacerdotes y otros fieles asesinados en la masacre– dijo: "lo que sucedió el 31 de octubre fue la peor de las pesadillas. Y la pesadilla no ha terminado. Algunas de las mismas familias que perdieron a sus familiares, han vuelto a sufrir violentos ataques en sus hogares. La situación es intolerable".
Estos hechos condenables, dijo luego, "son perpetrados para erradicar una religión de un lugar en particular de la creación de Dios, donde nuestros hermanos y hermanas son asesinados solo por su fe. Esa no es de ninguna manera una forma de difundir la fe en Dios".
El Nuncio recordó que en Medio Oriente es fundamental recordar el mensaje de "amar a los enemigos y rezar por quienes te persiguen", y es más importante aún rezar: "los muertos y sus familias necesitan nuestras oraciones".
"Nosotros necesitamos rezar, para que nuestros corazones no albergan amargura y para que podamos hacer nuestra tarea en la construcción de un mundo que valore y promueve la reconciliación, la armonía, el amor y la paz entre los pueblos, naciones y religiones", concluyó.