BARCELONA,
En su discurso de despedida en el aeropuerto internacional de Barcelona, el Papa Benedicto XVI agradeció la hospitalidad del pueblo español en su paso por Santiago de Compostela y Barcelona, y recordó que la fe enraizada en España, ayuda a construir una sociedad más digna del hombre.
El Papa agradeció “las continuas y delicadas atenciones que han tenido en estos días con el Papa, y que ponen de relieve el carácter hospitalario y acogedor de las gentes de estas tierras, tan cercanas a mi corazón”.
Tras recordar que en Compostela se unió a los peregrinos “que llegan a la tumba del Apóstol para fortalecer su fe y recibir el perdón y la paz”, el Papa agregó que “como Sucesor de Pedro, he venido además para confirmar a mis hermanos en la fe. Esa fe que en los albores del cristianismo llegó a estas tierras y se enraizó tan profundamente que ha ido forjando el espíritu, las costumbres, el arte y la idiosincrasia de sus gentes”.
“Preservar y fomentar ese rico patrimonio espiritual, no sólo manifiesta el amor de un País hacia su historia y su cultura, sino que es también una vía privilegiada para transmitir a las jóvenes generaciones aquellos valores fundamentales tan necesarios para edificar un futuro de convivencia armónica y solidaria”, indicó.
Benedicto XVI agregó que en Barcelona tuvo “la inmensa alegría de dedicar la Basílica de la Sagrada Familia, que Gaudí concibió como una alabanza en piedra a Dios, y he visitado también una significativa institución eclesial de carácter benéfico-social”.
“Son como dos símbolos en la Barcelona de hoy de la fecundidad de esa misma fe, que marcó también las entrañas de este pueblo y que, a través de la caridad y de la belleza del misterio de Dios, contribuye a crear una sociedad más digna del hombre. En efecto, la belleza, la santidad y el amor de Dios llevan al hombre a vivir en el mundo con esperanza”, explicó.