VATICANO,
El Papa Benedicto XVI dedicó la Audiencia General de este miércoles celebrada ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro a Santa Brígida de Suecia, co-patrona de Europa que vivió entre 1303 y 1373. Su vida muestra la importancia y la dignidad de la mujer en la Iglesia Católica, y su ejemplo destaca la importancia de la oración profunda en el camino hacia Dios.
Brígida, proclamada co-patrona de Europa por Juan Pablo II, nació en Finster, Suecia. En su vida se puede distinguir dos periodos. El primero estuvo caracterizado por su condición de mujer felizmente casada y madre de ocho hijos. Se inició entonces en el estudio de la Sagrada Escritura y adoptó como norma de vida, junto a su esposo, la Regla de los Terciarios franciscanos. Practicó también generosamente las obras de caridad y fundó un hospital.
Este primer periodo de la vida de Brígida, dijo el Papa, "nos ayuda a apreciar lo que hoy podríamos llamar una verdadera ‘espiritualidad conyugal’: los esposos cristianos pueden seguir un camino de santidad, sostenidos por la gracia del Sacramento del Matrimonio.¡Que el Espíritu del Señor suscite también hoy en día la santidad de los esposos cristianos, para mostrar al mundo la belleza del matrimonio vivido de acuerdo con los valores del Evangelio: el amor, la ternura, la ayuda mutua, la fecundidad en la generación y educación de los hijos, la apertura y la solidaridad hacia el mundo, la participación en la vida de la Iglesia!".
Cuando Brígida enviudó comenzó el segundo período de su vida. Renunció a otra boda para profundizar "la unión con el Señor mediante la oración, la penitencia y las obras de caridad", y "después de distribuir sus bienes a los pobres, se estableció en el monasterio cisterciense de Alvastra, sin acceder a la consagración religiosa". En ese lugar comenzaron las Revelaciones divinas, que la acompañaron por el resto de su vida y cuyo contenido y estilo son muy diferentes.
El Papa explicó luego que "el valor de las Revelaciones de Santa Brígida, que a veces ha sido objeto de algunas dudas fue precisado por el Venerable Juan Pablo II, que en la Carta ‘Spes aedificandi’ escribe: ‘Reconociendo la santidad de Brígida, la Iglesia, aunque no se pronuncia sobre las revelaciones individuales, ha aceptado la autenticidad global de su experiencia interior’".
"De hecho la lectura de estas Revelaciones nos interpela sobre muchos temas importantes. Se describe con frecuencia la Pasión de Cristo, contemplando en ella el infinito amor de Dios por los seres humanos. Otro argumento recurrente es la maternidad dolorosa de María, que la convirtió en Mediadora y Madre de la misericordia".