23 de noviembre de 2024 Donar
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Defender patrimonio católico, vida, familia y educación en la verdad, pide Benedicto XVI a Ecuador

En su discurso al nuevo embajador de Ecuador ante la Santa Sede, Luis Dositeo Latorre Tapia, quien presentó sus cartas credenciales, el Papa Benedicto XVI alentó a promover su patrimonio espiritual católico, a proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural, a defender la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer; y a promover una reforma educativa orientada al conocimiento de la verdad reconociendo el importante rol de la Iglesia Católica en este campo.

El Papa comenzó su discurso recordando la visita que hiciera en 1978 como "Enviado Extraordinario de mi venerado Predecesor, el Papa Juan Pablo I, al III Congreso Mariano Nacional del Ecuador", país en el que "la Palabra de Cristo fue esparcida con generosidad y floreció esplendorosamente". Los santos de esta tierra, agregó, resaltan "cuántos beneficios puede aportar la fe católica a la promoción de todas aquellas iniciativas que dignifican a la persona y perfeccionan la sociedad. Tal ha sido el norte al que ha mirado y mira en todo momento la Iglesia en vuestro País".

Benedicto XVI precisó que al cumplir su misión específica, la Iglesia "no busca privilegio alguno; sólo quiere incrementar cuanto contribuya al desarrollo integral de las personas. En este sentido, la comunidad eclesial (…) goza también cuando se ve favorecida la concordia social, por lo que secunda el esfuerzo que las Autoridades ecuatorianas vienen llevando a cabo en estos últimos años para redescubrir los cimientos de la propia convivencia democrática, fortalecer el Estado de derecho y dar nueva pujanza a la solidaridad y la fraternidad".

Tras resaltar la necesidad del imperativo ético en esta tarea y en la justa distribución de las riquezas, el Santo Padre explicó que no se puede perder de vista la realidad total del ser humano, considerando su bien espiritual y moral que son fuente del bienestar social.

El Papa Benedicto XVI se refirió luego al vasto patrimonio espiritual católico de Ecuador, que debe promoverse también por parte de las autoridades, para promover los pilares sociales como "la defensa de la vida desde su concepción hasta su declive natural, la libertad religiosa, la libre expresión del pensamiento, así como las demás libertades civiles, por ser éstas la auténtica condición para una real justicia social".

"Ésta, a su vez, no podrá afirmarse sino a partir del apoyo y tutela, también en términos jurídicos y económicos, de la célula original de la sociedad, que no es otra que la familia establecida sobre la unión matrimonial de un hombre con una mujer"

Benedicto XVI resaltó luego la importancia de los programas "destinados a erradicar el desempleo, la violencia, la impunidad, el analfabetismo y la corrupción. En la consecución de estos loables objetivos, los Pastores de la Iglesia son conscientes de que no han de entrar en el debate político, proponiendo soluciones concretas o imponiendo el propio comportamiento. Pero tampoco pueden ni deben permanecer neutrales ante los grandes problemas o aspiraciones del ser humano, ni ser indolentes a la hora de luchar por la justicia".

En el tema de la reforma educativa, el Papa Benedicto recordó que "la Iglesia en Ecuador tiene una fructífera historia en el área de la instrucción de la niñez y juventud, habiendo ejercido su obra docente con particular abnegación en regiones lejanas, incomunicadas y depauperadas de la Nación. Es de justicia que no se ignore esta ardua tarea eclesial, ejemplo de sana colaboración con el Estado. Antes bien, la comunidad cristiana desea seguir poniendo su larga experiencia en este campo al servicio de todos".

Por es razón, continuó, la Iglesia Católica "tiene su mano abierta para concurrir a la elevación del nivel cultural, que constituye un desafío prioritario para el recto progreso humano, lo cual reclama al mismo tiempo aquella libertad sin la cual la educación dejaría de ser tal. En efecto, la identidad más profunda de la escuela y la universidad no se agota en la mera transmisión de datos o informaciones útiles, sino que responde a la voluntad de infundir en los alumnos el amor a la verdad, que los conduzca hacia aquella madurez personal con que habrán de ejercer su papel de protagonistas del desarrollo social, económico y cultural del País".

"Al aceptar este reto, la Autoridad pública ha de garantizar el derecho que asiste a los padres, tanto de formar a sus hijos según sus propias convicciones religiosas y criterios éticos, como de fundar y sostener instituciones docentes. En esta perspectiva, es también importante que la Autoridad pública respete la identidad específica y la autonomía de las instituciones educativas y de la universidad católica, en consonancia con el modus vivendi, suscrito hace más de setenta años entre la República del Ecuador y la Santa Sede".

Por otra parte, dijo el Santo Padre, "en virtud de sus derechos educativos, los padres tienen que contar con que la libertad de educación sea promovida también en las instituciones docentes estatales, donde la legislación seguirá asegurando la enseñanza religiosa escolar en el marco curricular correspondiente a los fines propios de la escuela en cuanto tal".

Finalmente el Papa Benedicto XVI confió los trabajos del nuevo embajador, confió a toda la nación ecuatoriana a la Patrona Nacional, Nuestra Señora de la Presentación del Quinche, y bendijo al pueblo de Ecuador.

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