VATICANO,
Ayer por la tarde se dio a conocer la "Relatio post disceptationem" (Relación después de la discusión) en español, en la que los miembros de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Medio Oriente que se realiza en el Vaticano hasta el 24 de octubre resaltan la necesidad de la libertad religiosa, la unidad, las relaciones ecuménicas e interreligiosas, así como su aporte a través del testimonio de los católicos de esta región del mundo.
El texto señala que "el anuncio del Evangelio y el anuncio de Cristo a todos los pueblos es el deber supremo de nuestras Iglesias y de todas las Iglesias. Nuestras Iglesias necesitan despertar de nuevo su celo misionero renovando en nosotros el significado, el ardor, el impulso y el dinamismo misioneros. Es indispensable la formación misionera de nuestros fieles, y sobre todo de nuestros responsables de la vida de la Iglesia".
Asimismo indican la exigencia de no politizar la religión, al tiempo que los cristianos deben estar comprometidos por el bien común. "Las situaciones político-sociales de nuestros países –prosigue el texto– repercuten directamente sobre los cristianos, los cuales sienten de manera más intensa las consecuencias negativas".
"Aun condenando la violencia venga de donde venga, y apelando a una solución justa y duradera del conflicto israelí-palestino, expresamos nuestra solidaridad con el pueblo palestino, cuya situación actual favorece los fundamentalismos. Pedimos a la política mundial que preste la suficiente atención a la trágica situación de los cristianos de Irak, principales víctimas de la guerra y sus consecuencias".
La "Relatio" se refiere luego a la necesidad de la libertad religiosa de los cristianos como un "componente esencial de los derechos del hombre. La falta de libertad religiosa está asociada muy a menudo con la privación de los derechos fundamentales. La libertad de culto es un aspecto de la libertad religiosa. En la mayor parte de nuestros países, está garantizada en la constitución. Pero a pesar de esto, en algunos países ciertas leyes o prácticas limitan su aplicación".
"La libertad religiosa no es un relativismo que trata igual a todas las creencias. Más bien es el resultado del deber que cada uno tiene de adherir a la verdad, mediante una elección firme de conciencia, y respetando la dignidad de cada persona. La libertad religiosa comporta también el derecho al anuncio de la fe de cada uno, derecho y deber de cualquier religión".