VATICANO,
En su mensaje enviado al Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Jacques Diouf, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Alimentación, el Papa Benedicto XVI explica que esta fecha además de generar la conciencia de la necesidad de que haya suficientes alimentos y que "todos tengan acceso diario a ellos".
En el texto con fecha de hoy, el Santo Padre señala que el tema de la jornada este año "Unidos contra el Hambre" recuerda "oportunamente que todos tienen que asumir el compromiso de dar al sector agrícola la importancia adecuada. Todo el mundo –desde los individuos a las organizaciones de la sociedad civil, los Estados y las instituciones internacionales– tiene que dar prioridad a uno de los objetivos más urgentes para la familia humana: la libertad del hambre".
Para lograr este objetivo, dice el Papa, "es necesario no solamente garantizar que haya suficientes alimentos, sino que todos tengan acceso diario a ellos. Esto significa promover todos los recursos e infraestructuras necesarios para sostener la producción y distribución a una escala suficiente para garantizar plenamente el derecho a la alimentación".
"Si la comunidad internacional quiere estar verdaderamente ‘unida’ contra el hambre la pobreza debe superarse a través de un desarrollo humano auténtico, basado en la idea de la persona como una unidad de cuerpo, alma y espíritu. Hoy, sin embargo, hay una tendencia a limitar la visión del desarrollo a la de satisfacer las necesidades materiales de la persona, especialmente a través del acceso a la tecnología. Sin embargo, el verdadero desarrollo no se establece en función de lo que una persona ‘tiene’, sino que debe abarcar valores superiores como la fraternidad, la solidaridad y el bien común".
En este contexto, prosigue el Papa Benedicto, "la FAO tiene la tarea esencial de examinar la cuestión del hambre en el mundo a nivel institucional y proponer iniciativas particulares que involucren a sus Estados miembros para responder a la creciente demanda de alimentos".
"De hecho, las naciones están llamadas a dar y recibir en proporción a sus necesidades efectivas, en razón a la ‘urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados’", añade.